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Nota sobre Filosofía, Economía y Derecho
Evaristo Hernández
09/09/12
La concepción materialista e histórica del Derecho sostiene, valga la repetición de los términos, que el Derecho tiene una base material constituida por los intereses económicos de las personas, estamentos y capas sociales, pero especialmente de las clases sociales. El Derecho definido a partir de esta concepción resulta un cuerpo de leyes que en el fondo expresa la voluntad económica de la clase social que tiene una posición dominante en la sociedad.
También esta expresión de la voluntad de la clase dominante expresada en forma de jurisprudencia, tiene una determinante dimensión histórica. El Derecho Esclavista, que expresaba en forma de ley la voluntad de los amos como clase dominante, es diferente del Derecho Feudal, que combinaba una concepción teocrática del Derecho, una coacción extraeconómica, diría Marx, con un sistema de leyes que exudaban los intereses económicos de los señores feudales y la Iglesia Católica de la época.
En el sistema capitalista se reconoce por primera vez que la voluntad jurídica debe provenir del pueblo. En apariencia el sistema jurídico e institucional se vuelve democrático plenamente pero en esencia la clase social dominante, los capitalistas, adecúan el conjunto de leyes para la defensa y protección de sus intereses materiales. "Hecha la ley, hecha la trampa" es un dicho generalizado en el mundo jurídico.
También por primera vez en la historia de la humanidad se intentó hacer coincidir la apariencia con la esencia del reconocimiento de que todo poder, y sobre todo el poder jurídico, emana del pueblo. Se inentó tal hazaña de la humanidad con el Derecho Soviético. En el fondo se confirmó la tesis de que la jurisprudencia es la manifestación sedimentada de los intereses materiales de las clases sociales: el Derecho Soviético resultó, como pronosticó Milovan Djilas, en una conjunción de normas, instancias e instuticiones jurídicas que expresaron los intereses de una nueva clase social que se ocultaba en la intencionalidad histórica de la realización del poder jurídico como expresión de la voluntad popular.
Y la lucha de la humanidad sigue para hacer coincidir la apariencia y la esencia de lo jurídico con lo democrático, con lo humano, entendido como progreso eterno, armonía constructiva y principalmente justicia social.
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