Notas iniciales
Para un estudio del Espíritu de la Economía
Evaristo
Hernández
Profesor
Maestría en Economía para el Desarrollo
Facultad de Ciencias Económicas,
Universidad de El Salvador.
Diciembre
2014
1. El Concepto de Espíritu de la Economía
Se deben tomar
muy en serio los estudios sobre el Espíritu, empezaré diciendo que sobre el
Espíritu, han reflexionado y escrito brillantes pensadores que lo han tratado si bien con diferencias en los niveles de abstracción, en su esencia, en su ser sustancial, como Hegel en la Fenomenología del
Espíritu y en una de sus manifestaciones, la jurídica, cuando se conforma como
ley, como Montesquieu en El Espíritu de las Leyes. Inquiriendo sobre los
fundamentos sociológicos, filosóficos y éticos y religiosos, en una amalgama de dimensiones
de la realidad en las que adquiere contenido y forma el Espíritu, Max Weber
examinó estos problemas en La Etica Protestante y el Espíritu del Capitalismo.
Incluso el Espíritu actúa como un profundo lema en la Universidad Nacional Autónoma
de México cuando se lee “Por mi Raza Hablará el Espíritu”.
Existe una
disciplina en Filosofía que, aún imprecisa a mi juicio, estudia el Espíritu, la Noología. El
Diccionario Larousse la define como la “ciencia que intenta el estudio completo
del espíritu como principio del conocimiento”.
Dilthey
clasificó las Ciencias en Ciencias de la Naturaleza y Ciencias del Espíritu a
finales del siglo XIX. La clasificación usual y actual de las Ciencias
establece las Ciencias de la Naturaleza, de la Sociedad y del Pensamiento. Bien
podría decirse, modificando ambas clasificaciones, la de Dilthey y la actual
que la clasificación de las Ciencias debe ser en Ciencias de la Naturaleza, de
la Sociedad y del Espíritu. Las Ciencias de la Sociedad deber ponerse aparte
porque la Sociedad como realidad es diferente y es más que el Pensamiento y el
Espíritu. Las Ciencias del Espíritu deben nombrarse de esta manera porque el
Espíritu es más como realidad que el Pensamiento, es por ejemplo, también
Sentimiento, Voluntad, Cultura, etcétera, por lo que las Ciencias del
Pensamiento pueden de mejor manera incluirse en las Ciencias del Espíritu. De
manera que para esta exposición las Ciencias son de la Naturaleza, de la
Sociedad y del Espíritu. La Economía Política es una Ciencia de la Sociedad y
puede ser examinada desde la perspectiva de una Ciencia del Espíritu, la
Filosofía en una de sus disciplinas, la Noología; así, se puede decir que este
es un primer esbozo para un estudio de la “Noología de la la Economía Política”
o un estudio del “Espíritu de la Economía”.
Aunque se
puede tener la idea de que el Espíritu es inmutable y perfecto, debo decir que
es mutable e imperfecto, pero perfectible. Y esta es su esencia, puesta al
desnudo, por Hegel, es eternamente perfectible, por la vía de la contradicción
dialéctica.
El Espíritu se
encuentra materializado en todo lo relacionado con el ser humano, aunque es
clara su existencia, se desdobla en la creencia filosófica de que existe por sí
mismo y también en la creencia filosófica de que no tiene auto existencia ni es
creador de todo lo real material, sino que por el contrario no es fuente sino resultante de la materia
evolucionada. En todo caso también la resultante es una fuente, es decir todo
efecto se convierte a su vez en causa y para lo que trato de explicar en esta
oportunidad no interesa por el momento el examen filosófico de si el Espíritu
origina la materia o si la materia evolucionada lo origina. Simplemente
partamos en este momento de que el Espíritu existe.
Interesa
estudiar el Espíritu, porque siendo una totalidad no solamente se estudia en su
expresión de pensamiento humano que es la sustancia determinante del Espíritu,
sino también abre posibilidades de examinar otras expresiones espirituales
vinculadas con el proceso de creación, desarrollo, cambio y relaciones, vale
decir, en la materialización espiritual o ideal de la realidad de la economía.
Ya Kosik
aclaró que la realidad puede concretarse en el pensamiento, es decir que se
puede materializar en las ideas. Las ideas son una de las manifestaciones del
Espíritu como entidad abstracta no tangible. Como entidad concreta el espíritu
se materializa en toda la realidad, de la naturaleza, de la sociedad y del
mismo pensamiento. Según Hegel el Espíritu se fusiona con la Naturaleza dando
origen a lo absoluto. El Ser Absoluto es el mismo ser humano y su saber la
esencia de ese ser. El Espíritu Absoluto
se transforma en el proceso de desarrollo y cambio y sus relaciones en otras
dimensiones reales como la Anatomía, la
Familia, el Estado y la Ciencia. Su esencia es el cambio, el desarrollo, el devenir,
el ser no siendo.
El Espíritu es
Pensamiento Absoluto, sustancialmente, pero siguiendo a Marx, considero que es
producto de la materia evolucionada en el ser humano. Pero es mucho más que
eso, es productor también del ser humano y no termina en él mismo, sino en la
evolución conscientemente y múltiplemente dimensionada y transformada de las
cosas, que tienen y no tienen pensamiento. Todas las cosas en su ser y en su
proceso de ser adquieren Espíritu por el contacto con el ser humano aunque sean
simplemente cosas. Como dijo Menger en sus Principios de Economía Política las
cosas son cosas hasta que el ser humano las transforma en bienes y deseos. El
mismo pensamiento se transforma en dimensiones espirituales diferentes, es
decir, en cosas concretas y reales como sentimientos y sufrimientos,
intenciones y acciones físicas y
sociales organizadas y desorganizadas. El Espíritu desborda el
Pensamiento.
Según Zubiri,
la Noología atiende fenómenos como los siguientes:
“La
inteligencia (que)
se funda en la impresión de realidad.
El sentimiento (que) se funda en la afección de realidad. (Y) la voluntad (que) se funda en la tendencia a la realidad. En estas
facultades los elementos de inteligencia, sentimiento y voluntad son los
específicamente humanos, mientras que los de impresión, afección y tendencia
son de naturaleza animal. Éstos últimos son los que fundamentan y posibilitan
el hecho de los primeros.”
El Espíritu
puede extraer de todo, de la naturaleza, de la sociedad y del mismo
pensamiento, entre otras cosas, teorías, leyes y categorías con las que
el mismo Espíritu se alimenta, crece y se reproduce en su forma más pura y
perfecta, la Ciencia.
El Espíritu
tiene una contradictoria evolución y revolución, su desarrollo que es su motivo
y finalidad, no puede dejar de crecer y de reproducirse y es cada vez más
perfecto, es eternamente perfectible. Y contradictoria pero explicablemente,
por la misma razón de que es eternamente perfectible es eternamente imperfecto.
El Espíritu
cuenta con la raza humana para desarrollarse. Existe una corriente filosófica,
el materialismo dialéctico, que afirma que el Espíritu existe solamente gracias
a la materia evolucionada en el cerebro, en la raza humana. En el ser humano el
cerebro por la vía de su organización natural genera ideas y consciencia; pero
se puede considerar que el Espíritu existe con independencia relativa, no es la
materia evolucionada ni solamente el pensamiento y la idea sino además algo
distinto producto de la síntesis de naturaleza, realidad y pensamiento y la
Economía Política es la ciencia indicada para examinarlo en una de sus
manifestaciones más determinantes que es la del bienestar material de los seres
humanos. El Espíritu de la Economía Política examina la dimensión de la
actuación mental y material de los humanos para vivir de mejor manera e indaga
cómo logran resolver y pensar cotidianamente y científicamente, creer, crear y actuar
y comportarse ante los problemas de la producción de los bienes necesarios para
su vida, cómo los desarrollan, adquieren y consumen en términos tecnológicos,
culturales y antropológicos y qué problemas técnicos, de organización y
desorganización social y de la naturaleza se generan entre ellos y la voluntad
colectiva resultante, y cómo reaccionan y se comportan los seres humanos ante
su explicación y transformación de la sociedad y de la naturaleza, por motivo
del bienestar material. La síntesis de estos acontecimientos se concreta en el
Espíritu de la Economía Política.
Se podrá
observar que este es un punto directamente relacionado con la vida del
Espíritu; y es un punto importante, vital diría, pues lo económico es no una
de las preocupaciones espirituales centrales del ser humano, sino la
preocupación central de los seres humanos en quienes el Espíritu se encarna y
concreta en su manifestación más pura y precisa, más absoluta, dotada de
consciencia, como diría Hegel.
El Espíritu de
la Economía Política, nace de la preocupación de los seres humanos para
procurarse sus medios de subsistencia. Tan es así por ejemplo que el término
griego “ousía” con el que griegos antiguos como Aristóteles designaban
filosóficamente el “alma”, la esencia del ser humano tiene una raíz en la
realidad económica, es el término que se usaba para referirse a la esencia, al
precio, al valor de los terrenos. La tierra era el medio de producción
principal en la Antigua Grecia.
En sentido
cotidiano e inexacto puede decirse que todo ser se procura medios de
subsistencia, los planetas por ejemplo, “procuran” el sol como un medio de
subsistencia. Pero en realidad los planetas no procuran al sol, simplemente se
relacionan con él de manera natural e involuntaria porque también simplemente
los planetas no realizan actos conscientes, no tienen voluntad, que es otra
manifestación esencial del Espíritu. Ni los planetas ni el sol piensan, y por
lo tanto ni siquiera tienen libre albedrío que supuestamente es concedido por
un Ser Superior que los ha creado conscientemente. Los animales, por el
contrario, dirigen un esfuerzo intencionado para procurarse los alimentos, su
medio de subsistencia, como un gato cuando caza un ratón…pero el gato aunque se
pueda decir que tiene la voluntad de cazar al ratón no es una voluntad
espiritual, sino una voluntad natural. Engels ha llegado a pensar que los
perros y los caballos en un recóndito rincón de su cerebro a lo mejor sienten
la gran ausencia de su posibilidad de hablar porque les gustaría comunicarse
con los seres humanos. Pero sentimiento no es razonamiento y Engels no sostiene
que el perro y el caballo piensan en la necesidad de tener un lenguaje como los
humanos. También no hay evidencia de que el gato de manera espiritualmente
volitiva actúe en el proceso de cazar al ratón, lo hace de manera instintivamente
volitiva, siguiendo comportamientos de la naturaleza, como el “pez hoja” cuando
se mimetiza como hoja para pasar desapercibido ante los pececillos que son
engullidos por él. O como cuando el camaleón cambia de colores según su entorno
mimetizándose para actuar pasivamente contra los depredadores y activamente como
depredador. O como el conocido caso de las abejas que construyen una colmena
que el ser humano en Japón trata de estudiar como el diseño de una estructura
antisísmica siendo que las abejas realizan sus construcciones sin estudios
previos, siguiendo su instinto natural de supervivencia.
Los seres
humanos dotados de espiritualidad volitiva han hecho de la acción social de
parecer lo que no se es, de la mimetización, incluso, una acción pensada,
planificada, consciente, sentiente diría Zubiri e intencionada. Tanto, que
existen ejemplos tan pero tan notables como el “traje invisible” diseñado para
los soldados del futuro inmediato, y que combina los reflejos del ambiente con
el tejido de los materiales del vestuario ocultando por completo al
combatiente.
El Espíritu
tiene en el ser humano y su pensamiento y comportamiento intencionado, con
finalidades previamente proyectadas en su cerebro, uno de sus órganos
fundamentales; el Espíritu no está solamente constituido de pensamiento y
comportamiento intencionado, como ya dije, también es conciencia y cultura en
el más amplio y profundo sentido de la palabra. El pensamiento y el
comportamiento humano son múltiples, contradictorios y transmutados y como
dije, cuando se trata de Economía Política interesa recapitularlo solamente y
elementalmente en cuanto a la producción y apropiación de la riqueza.
Entre la
Economía Política y el Espíritu existe pues una consustanciación, a tal grado que ha
existido por milenios confusión al examinar si el Espíritu forma parte de la
Economía Política o si la Economía Política forma parte del Espíritu. El Espíritu Económico Político se
preocupa por determinar y explicar la cultura humana sobre el Trabajo, que
ahora conocemos como el factor fundamental del proceso de producción. Si el
Trabajo existe por ser castigo de Dios por el pecado cometido en el Paraíso
Terrenal o si el Paraíso Terrenal es y debe ser producto del Trabajo. Esta es
una de las cuestiones más debatidas por el Espíritu Económico Político, como pensamiento
científico, y como intención y acción social. Debo admitir que me parece
evidente aceptar que la Economía ha creado el Espíritu, de hecho, no puede
existir Espíritu Económico Político, sin Economía como realidad, pero es también evidente que la
Economía no es el Espíritu Económico. Esta situación es algo parecido a lo que
Marx dijo sobre que no es lo mismo Digestión que Capacidad de Digestión.
El Espíritu
Económico está sustanciado, en una de sus dimensiones, en la Ciencia Económica,
pero no es solamente la Ciencia Económica, es algo más que ella, es también las
instituciones y las intenciones económicas, las acciones económicas y las
costumbres económicas y en fin, la realidad económica, la cultura y la
ideología económica. Es la Geografía Económica, la Historia Económica, la
Psicología Económica para mencionar algunas de las dimensiones en las que se
presenta el Espíritu Económico. Y es la síntesis de ellas que existe con
independencia.
El Espíritu es
Universal, y también Singular. Es uno solo pero tiene sus momentos en el
tiempo, en el espacio y en las diferentes dimensiones de la existencia. En
Economía tiene la singularidad de atarse al ser humano en una dimensión de su
vida que lo consume, que es la esencia de la vida humana misma: el procurarse
los bienes que le sirven al ser humano para vivir, es decir, para alimentarse,
vestirse, habitar, curarse y divertirse.
En la
Economía, aún más, el Espíritu es una especie de esencia de la esencia de la
vida humana pues la actividad principal dentro de las actividades principales
del ser humano es procurarse los medios materiales, más que los medios
espirituales de su existencia. Por eso, el estudio del Espíritu Económico, en
su expresión y dimensión como pensamiento científico, es ahora, a principios
del siglo XXI, tan importante para interpretar el sentido de la totalidad del
ser humano en lo económico propiamente dicho, pero también la totalidad ser
humano en todas las dimensiones porque por medio de lo económico se estudia lo
no económico, lo extra económico, diría Marx y lo meta económico probablemente
diría Aristóteles si se parodia su expresión sobre la meta física. Pero no
siempre fue así. El Espíritu Económico ha evolucionado a lo largo de un
tortuoso pero veloz viaje en el pensamiento y la vida del ser humano.
Naturalmente ha sido más tardada la evolución del Espíritu Económico en el
pensamiento que en la vida del ser humano. Se necesita comer antes de pensar u
orar en la vida cotidiana y este razonamiento es válido cuando es visto
históricamente el problema. Antes de pensar económicamente el ser humano
resolvió su problema económico de subsistencia.
En su
pensamiento y por mucho tiempo, el ser
humano tuvo abandonado, relegado, sub valorado, marginado podría decirse el
Espíritu Económico. No lo veía en lo que valía. Pero no es su culpa, fueron las
condiciones concretas de la historia de la economía las que no posibilitaron
que el Espíritu Económico apareciera con esa singularidad valiosa que tiene y
consecuentemente que el ser humano lo viera en esa singularidad. Pero ahora en
los inicios del siglo veintiuno, se ve el Espíritu Económico en la dimensión de
su cardinal importancia. En realidad el mismo ser humano no se valoraba como
ser humano económico, pasaron milenios para que Aristóteles definiera tres
siglos antes del nacimiento de Cristo al ser humano como un animal político y para
que Marx y Engels establecieran la importancia determinante de la base
económica en la totalidad de la vida humana a mediados del siglo XIX y para que
Menger a finales del mismo siglo, atinara a definir al ser humano como “homo
economicus”.
El Espíritu
Económico es determinante en la actualidad porque en la evolución y revolución
del pensamiento humano a lo largo de la historia ha pasado de ser
principalmente un instinto económico a ser un mito económico y luego una razón
económica y luego finalmente también a ser una razón científicamente
económica. Desde luego que aunque es ahora una razón científicamente económica
está siempre presente su naturaleza de instinto económico y de razón económica
no científica y mitológica, si se quiere comparar, es como cuando en psicología
se nota que el espíritu de la niñez siempre aparece con tal carácter en el
espíritu de la adolescencia, de la adultez y de la vejez pero no es el mismo
espíritu de la niñez.
El Espíritu
Económico, en su mutación de instinto económico a razón científicamente
económica ha devenido a la largo de la corta historia humana precisándose,
articulándose y comparándose y ahora que es razón científica económica convive
con el instinto económico y con la sinrazón o la irracionalidad económica que son
sus estadios anteriores pero actualizados. Es decir que la razón científica
económica tuvo todo un período de gestación desde que el pensamiento económico
no estaba articulado sino que todavía esta desarticulado. Hubo un período en
que el pensamiento económico era más bien un accidente del razonamiento que una
observación precisa y metódica. Jenofonte en El Económico, por ejemplo, que
Sócrates reflexionó sobre la “utilidad” y la conducta del capataz y de la mujer
en el “oikos” o casa patrimonial mezclando principios del proceso
administrativo con teoría económica elemental. No se creó una teoría de la
economía.
La razón
económica ha evolucionado tanto que ahora se tiene clara conciencia del avance
científico que ha sistematizado y estructurado una concepción, una teoría y una
metodología de la economía. Aun así, se tienen y tendrán vacíos y que siempre
habrá necesidad de superar sus imperfecciones. Es el desarrollo económico en
espiral al que probablemente se refirió o intuyó Sismondi el economista suizo que
a principios del siglo XIX investigó sobre los ciclos económicos.
El Espíritu
Económico puede considerarse en cierto momento histórico como perfecto porque
expresa lo más avanzado de la comprensión humana del fenómeno económico en ese
momento histórico. El Espíritu Económico tiene diferentes momentos y grados
históricos de perfección, es siempre imperfecto porque su esencia es el cambio,
como lo dijo Hegel y, por lo tanto, es siempre perfectible. Al Espíritu
Económico le faltaron, le faltan y le faltaran órganos y facultades que ahora
no tiene y los que tiene con evidente desarrollo son siempre falentes.
Todo Espíritu
tiene tres momentos, uno antes, otro durante y otro más después de concretarse
como Ciencia. Antes el Espíritu Económico era un espíritu corriente,
cualquiera, podría decirse, no era un espíritu científico, no era una
estructura, no era un sistema integrado de teorías, leyes y categoría. No era
una concepción y una teoría científica y metodológica del mundo y la vida
económica. El Espíritu Económico apareció al principio como una especie de
casualidad explicativa que necesitaba entender una realidad y al mismo tiempo
ser entendido. Poco a poco se fue haciendo espiritualmente consciente y auto
consciente y científicamente aprehendido. Por ejemplo, como un accidente
necesario surgió el espíritu tecnológico y económico, con la conciencia humana
de aplicar el descubrimiento, la producción y la administración del fuego en
las tres edades de los metales para moldear estos y producir mejores instrumentos
de producción. El Espíritu Económico habitó en el alma de cada ser humano
primitivo cuando un espíritu de organización colectiva se vuelve obligado para
producir los alimentos necesarios para la existencia humana, por ejemplo,
cuando se organizaba un grupo humano para la cacería del mamut.
El Espíritu
Económico se dividió en el mundo primitivo en el Espíritu económicamente
interesado de múltiples tribus y clanes. Posteriormente el Espíritu Económico
de civilizaciones, confrontadas por
motivos económicos se transformó en el Espíritu Militar debido a la mutación
dialéctica del conflicto económico en conflicto armado entre humanos por la
apropiación de tierras y riquezas. Ahora se comprende con claridad, que el
Espíritu Político y el Espíritu Militar si bien son diferentes también son uno
sólo con el Espíritu Económico y que este último en última instancia, origina
los demás Espíritus. Ahora se comprende que son las motivaciones principales
del Espíritu Económico y sus intereses las que originan las motivaciones del
Espíritu Político y del Espíritu Jurídico y del Espíritu Militar, es decir,
disputas del poder económico por medio de las armas y de la política y las
leyes.
En lo
propiamente económico la dialéctica de la relación entre las necesidades como
tesis y los bienes como antítesis el Espíritu Económico las ha resuelto por
medio de la síntesis del trabajo que produce bienes y satisface necesidades
humanas. Para descubrir científicamente esta dimensión básica de la vida del
Espíritu Económico el ser humano tardo milenios, lo logró, como dije, hasta
hace poco, en el siglo XVIII con Adam Smith.
El Espíritu
Económico pasó orientando la finalidad productiva y distributiva del ser
humano, por tres edades de piedra y tres edades de los metales oculto, sin ser
descubierto por el pensamiento y la consciencia humana. Pero el Espíritu
Económico, en todo el período en que permaneció oculto para el pensamiento y la
consciencia humana, transfigurado y configurado por medio del trabajo humano,
aun siendo un resultado no consciente por milenios le ha dado al ser humano la
proyección instrumental de sus órganos transformadores de la naturaleza. El
martillo de piedra o de metal puede verse como una proyección del puño, los
telescopios del sentido de la vista, el teléfono de la voz y oídos, la
computadora una manifestación del cerebro humano. El Espíritu Económico surge
del Trabajo Humano pero no es el Trabajo Humano. Nace de él pero se revierte al
Trabajo Humano, desarrollándolo y proyectándolo. El Espíritu Económico mutado
en trabajo creó y adiestró la mano fina que toca el piano y la mano musculosa
que hizo el hacha, el arado y el tractor y que cultiva alimentos, que fabrica
aviones, barcos y furgones en los que se transporta la vida y los medios de
vida, en fin todo para hacer realidad aquello que Smith caracterizaba como “los
bienes convenientes y necesarios para la vida”, en La Riqueza de las Naciones.
El Espíritu Económico materializado en el trabajo humano, ha hecho un cuchillo
de las uñas humanas, un megáfono de su voz, un automóvil de sus piernas, le ha
dado branquias artificiales a los mamíferos con los submarinos y los ha hecho
anfibios para que exploren y haga productivas la profundidad de los mares, le
ha dado alas no solo para volar sobre la tierra sino sobre la luna y otros
planetas y ojos telescópicos como el Hubble para ver galaxias, ojos de los que
si pudieran sentirían envidia las águilas. El Espíritu Económico ha hecho del
Ser Humano un Ser supremamente sabio que al proyectar su cerebro en forma de una
computadora u ordenador, verdaderamente ordena de manera automatizada el
trabajo de otros seres clonados o no a su imagen y semejanza. Y como dije a
contrapunto de esta enorme importancia el Espíritu Económico ha permanecido
escondido durante mucho tiempo, contado el tiempo relativo, en la brevedad de
la vida del ser humano. Contando
solamente los siglos desde el nacimiento de Cristo, de sus veintiún siglos de
historia de la era Cristiana el ser humano a tenido dieciocho siglos de
oscuridad y solamente tres siglos de claridad en cuanto al Espíritu Económico.
El Espíritu
Económico inició su vida más como un instinto y una costumbre económica que
como pensamiento económico, y se puede decir que estuvo sujeto a los
movimientos del Espíritu en otras dimensiones, como la religiosa o la mítica,
por ejemplo, explicando la aparición del fuego, fuerza motriz primitiva para
ablandar frutos y madera y diversificar la alimentación y la fabricación de
utensilios, porque Prometeo le robó el fuego a Zeus y se lo dio a los humanos.
Y esta explicación sucedía en la cuna de la filosofía occidental, Grecia
Antigua. Ahora sabemos que el descubrimiento de la importancia y el uso,
mantenimiento y desarrollo de la fuerza natural del fuego fue resultado del
trabajo humano y no del regalo de Prometeo a los humanos y de su latrocinio con
Zeus.
2. Historia del Espíritu Económico
2.1. Siete Divisiones del Trabajo
Inicio una
exploración del fundamento espiritual, teórico e histórico, de la economía
política, que es la división del trabajo. Normalmente se nos enseña que existen
tres grandes divisiones del trabajo: en la primera, la agricultura que
transformó al ser humano de nómada en sedentario; en la segunda, la artesanía y
la industria que posibilitaron la separación de la producción de la agricultura
y en la tercera, el comercio que generó un nuevo sector social que posibilitó
el intercambio y la constitución del mercado mundial. En esta oportunidad
exploro si la economía tiene otras divisiones o subdivisiones del trabajo que
podrían relevarse como momentos históricamente universales que posibilitaron
cambios de calidad en la productividad del trabajo humano y consecuentemente en
el bienestar material y espiritual del ser humano.
Ya he
mencionado que el Espíritu Económico tiene una de sus materializaciones
principales en el trabajo humano y su división y que el trabajo ha sido la
constante que, a su vez, marca en gran medida la evolución, valga la
redundancia, de la Economía y sus expresiones espirituales.
La División
del Trabajo ha devenido desde la División del Trabajo basada en un primer
momento en lo Sexual. Siendo el ser humano un recolector de frutos y cazador,
un nómada que seguía el curso de las fuentes de agua, dejaba al cuidado de las
mujeres a niños y ancianos y el hombre se dedicaba a recolectar y cazar. La
mujer fue la primera agricultora, las semillas de los frutos y vegetales que
comía con niños y ancianos nos dice Engels, germinaban en los sitios en donde
se asentaban temporalmente y la mujer fue la primera en observar y reciclar la
siembra primitiva. Con todo el atraso, desde usar la punta de su dedo o una
piedra o un pedazo de madera para sembrar, dependiendo de la lluvia o del
acarreamiento primitivo de agua para regar lo sembrado la mujer se convirtió en
el ser central que resolvía el problema de la alimentación del clan o la tribu
de manera más o menos permanente; cazara o no cazara el hombre, recolectara o
no recolectara el hombre, la mujer siempre proveía el alimento, así fuera de
manera precaria o relativamente abundante. En estas condiciones el Espíritu
Económico se transformó probablemente en Espíritu Religioso, los Dioses tuvieron forma de
mujer, y la época fue la época del Matriarcado. El Espíritu Sexual, arrancado y
al mismo tiempo radicado en su esencia económica, productiva, acostumbró a la
que la descendencia se ubicara por medio de la mujer; y de esta manera era
normal que se supiera quién era la madre pero no quién era el padre de cada
persona. Así pasa la época del Matriarcado el Espíritu Económico adquirió un carácter
de género femenino como nunca más se ha repetido en la historia humana.
La reiterada
actividad del ser humano de recolectar y cazar lo fue perfeccionando a él en
sus facultades biológicas y productivas y fue perfeccionando su Espíritu
Económico. Se hizo más organizado colectivamente; una sola alma al momento de
cazar y los animales heridos posteriormente domesticados hasta inspiraron las
ideas de los productos derivados de los animales en la mente humana.
Con la
domesticación de animales unida a la agricultura en mayor escala se inicia la
Segunda División del Trabajo, la Ganadería. Se implica y complica la necesidad
de la fuerza de trabajo del hombre, de fortaleza natural diferente de la mujer.
El ser humano pasó de nómada a sedentario con la agricultura y consolidó esta
situación con la ganadería y ese cambio económico posibilitó un radical cambio
del Espíritu Religioso pues los dioses abandonaron esencialmente su forma de
mujer, o al menos, los dioses con forma de hombres aparecieron con más poder.
El Espíritu Económico abandonó la época del Matriarcado y pasó a la del
Patriarcado. Las condiciones de naturaleza del hombre, como dije, con más
fortaleza muscular para el trabajo que la de la hembra hicieron posible y
necesaria la aparición de la propiedad de la tierra y el ganado y de la misma
hembra como propiedad del hombre. En el
patriarcado, se materializan la herencia familiar y la familia monogámica. La
descendencia se registraba por el padre y no por la madre; a diferencia del Matriarcado
en donde se sabía quién era la madre pero no quien era el padre en el
Patriarcado se sabe principalmente quién es el Padre y secundariamente quien es
la madre. La Biblia es un testimonio de la genealogía por la vía del hombre,
como puede leerse en la genealogía de Jesús, el Cristo.
Como producto
de la División del Trabajo, que potenció el trabajo individual en un solo
trabajo colectivo, con instrumentos de trabajo más eficientes y resistentes, el
Espíritu Económico mutó hacia una sociedad dividida en clases sociales entre
propietarios privados y no propietarios, de la tierra y sus frutos, de los
animales domesticados y no domesticados y de la mujer. La mujer, como dije
arriba, era antes sexualmente propietaria de hombres en la época del
matriarcado y pasa después a ser propiedad sexual del hombre en la época del
patriarcado. Antes cuando el Espíritu Económico nadaba en un mar de necesidades
y verdaderamente ni usando las uñas como herramientas de producción alcanzaba a
procurar el alimento del cuerpo, las luchas a muerte por la comida se resolvían
con eso, con la muerte. No tenía caso preservar la vida de un humano herido, ni
la de un animal herido si no producían más de lo que consumían. A los heridos,
animales pensantes y no pensantes, se les mataba para deshacerse de ellos en el
abandono o comiéndolos. Pero cuando se eleva la productividad del trabajo y
tanto hombres como animales pudieron dar más que el alimento y las herramientas
que se les proporcionan, los animales desde cuero, leche y carne, y la
reproducción de otros animales y los hombres con su trabajo y con mejores
herramientas o instrumentos de trabajo y el trabajo colectivo pueden producir
más cosas que las que consumen, entonces sí, para que matarlos si se les puede
poner a producir. El Espíritu Económico da cuenta de la importancia de la
Propiedad Privada de hombres, animales y tierra y todo lo demás, de la mujer y
de los hijos e hijas, de la herencia, de los dioses y diosas y hasta de los
perros y los caballos, animales sumamente evolucionados que podrían contarse
entre los animales que permiten caracterizar una nueva división del trabajo. El
perro, viejo amigo, muy inteligente, no confrontó a los humanos sino que
los ayudó en la cacería y el caballo que dócilmente al final de su
domesticación prácticamente dio las cuatro patas que dejamos por la evolución
de nuestra especie humana y un torso fuerte para sembrar, transportar y
transportarnos y hacer la guerra.
El perro, el
caballo y el camello y la llama, han sido animales imprescindibles en el proceso
de producción y transportación de los bienes que el ser humano genera con su
trabajo, “bienes convenientes y necesarios para la vida”, como dijo Smith. Bien
podrá decirse si se considera como Segunda División del Trabajo solamente a la
Agricultura que la domesticación de animales constituye la Tercera División del
Trabajo.
En el orden de
exposición que llevo del Espíritu Económico sustanciado en el trabajo y su
división, debo recordar que algunos definen que la diferencia del Espíritu
Económico con todos los demás Espíritus (el Jurídico, el Político, el
Filosófico, el Religioso para mencionar algunos) estriba en que el Espíritu
Económico es al mismo tiempo un Espíritu Tecnológico que tiende a fabricar
instrumentos, de todo tipo, de trabajo y de guerra, para la alimentación y para
la expulsión de la alimentación, para la bonanza y para la carencia, para vivir
y para morir.
En esta
exposición exploratoria se puede considerar que la Cuarta División del Trabajo fue posible debido a que
el Espíritu Económico transfiguró instrumentos de trabajo con la tecnología
correspondiente a tres edades de piedra, desde la piedra roma hasta la piedra
afilada y pulimentada y tres edades de los metales hasta llegar al hierro y el
acero, pasando por el bronce y por el cobre. El ser humano diversifica su
espíritu de agricultor y domesticador con el espíritu de artesano.
Siendo
Espíritu Artesano terminaría creando mercancías en relativa gran escala pero
suficiente para que apareciera con el Espíritu Comercial una Quinta División
del Trabajo. El Comercio, Quinta División del Trabajo en esta cuenta es, a
diferencia de las anteriores divisiones del trabajo, una actividad improductiva
en términos de creación de bienes materiales. Solamente los cambia de lugar y
de manos. Pero es una actividad central del proceso económico. Si la mercancía
no se ubica y no se compra o se vende en el lugar indicado, la mercancía se
pierde y es como si no se hubiera producido.
El Espíritu
Económico empezó con mejores instrumentos de trabajo a diferenciar la agricultura
de la industria y a industrializar la agricultura misma. La siguiente división
del trabajo es el devenir de Espíritu Artesano a Espíritu Obrero, o Espíritu
Industrial, esta es la Sexta División del Trabajo que sustenta el mundo actual
del sistema capitalista. Pero entre el Espíritu Artesano y el Espíritu
Industrial transita un Espíritu Comercial que deviene en un Espíritu Capitalista,
de manera que la capacidad productiva generada por el Espíritu Artesano originó
y potenció la aparición de una división del trabajo primero comercial que luego
se transfiguró en división capitalista del trabajo.
La Quinta
División del Trabajo, el Comercio, como dije arriba, no es directamente productiva, tanto, que
Aristóteles percibió el comercio y prestar dinero a interés como una actividad
antinatural, que distorsionaba la naturaleza para la que las cosas fueron
creadas y posibilitaban el enriquecimiento artificial. La Quinta División del
Trabajo es la Comercial primero que después se transforma en Capitalista después y se puede pensar que la
transformación del Comerciante en Capitalista es la Sexta División del Trabajo.
El Espíritu
del Capitalismo para Weber impulsa la industria, que claramente se diferencia
con la agricultura y es la fuente del desarrollo del Espíritu Económico moderno
que tiene base, según Weber en un espíritu religioso, en una ética protestante.
Saint Simon llegó a pensar que el máximo estadio del desarrollo humano sería la
sociedad industrial. La fuerza espiritual del mundo de hoy proviene de la vida
del Espíritu Industrial. La industria como es conocido desarrollo la tecnología
y el sistema de maquinaria movido por una fuerza motriz. El Espíritu
Tecnológico se convierte en Espíritu Fabril Capitalista, mutando en fuerza motriz gaseosa
en forma de vapor, a fuerza motriz electricidad resultante de cargas positivas
y negativas chocantes y luego a fuerza automotriz transformando un líquido en
combustión interna de automotores. Una especie de eterno retorno al fuego,
fuerza comburente con la se inició el viaje ´para ablandar alimentos y metales
que le cambiaron la vida al ser humano y su Espíritu. Pero la máxima expresión
de las mutaciones como Espíritu Económico lo constituye en la actualidad la
Séptima División del Trabajo, la automación y la robótica que transformarán las
concepciones económico políticas sobre la explotación del trabajo humano, la
jornada de trabajo, la función administrativa del Estado. Es una continuidad
revolucionaria de la sexta división del trabajo que creo el Obrero Industrial y
el Empresario Capitalista. Divisiones del Trabajo han posibilitado que ahora
existan máquinas que sustituyen al ser humano no en labores manuales sino
también intelectuales, borrando en un peldaño más la división del trabajo entre
intelectual y manual y posibilitando ya no la prolongación sino la reducción de
la jornada de trabajo del ser humano con una mayor productividad.
En proceso de
construcción se encuentra la séptima división del trabajo, que estaría
constituida al elevarse la capacidad de producción automatizada ya que se
reforzará la necesidad de que el aparato del Estado se vuelva un aparato
administrativo del excedente económico socializado. El Estado surgido en el
contexto de la segunda y tercera división del trabajo, con la agricultura y la
ganadería y la propiedad privada como un organismo represor de una clase dominada
mayoritaria se tenderá con más ímpetu a convertirse en un organismo
administrador de la riqueza pública de la clase social mayoritaria, dominante.
Todo indica que a través de flujos y reflujos el espíritu humano, ahora gobal, se encamina hacia una nueva realidad y concepción de la división socialista del trabajo.
2.2. El Espíritu Económico Científico
El Espíritu
tiene diferentes dimensiones y consecuentemente diferentes concreciones. El
Espíritu es una totalidad de sociedad y naturaleza y consciencia y autoconsciencia. Una de sus
concreciones es el pensamiento, propiedad única de la raza humana. El
pensamiento en los seres humanos tiene a su vez dos dimensiones: el pensamiento
corriente o cotidiano y el pensamiento científico. En el pensamiento corriente predominan
otras dimensiones espirituales como la
intuición y las sensaciones que son cosas diferentes, una cosa es el espíritu intuitivo
y otra cosa el espíritu sensitivo. En el pensamiento científico, para Hegel,
una de las manifestaciones, si no la máxima manifestación del espíritu, la
verdad, es lograda. La verdad es el todo, decía Hegel. El espíritu científico
le da coherencia y finalidad a todas las demás dimensiones espirituales. Por
eso distingo tres momentos en el Espíritu Científico, Uno como Espíritu Pre
Científico, dos como Espíritu Científico propiamente tal y tres como Espíritu
Post Científico. Todas las Ciencias y por ello, todas las manifestaciones del
espíritu científico tienen estos tres momentos. Todas las Ciencias son la
Ciencia, es una sola con diferentes dimensiones y concreciones.
Hegel,
probablemente el más acucioso investigador de las intimidades esenciales del
Espíritu sostenía que la máxima expresión espiritual se localizaba en la
ciencia. Ahora se postula que el pensamiento científico es el tipo de
pensamiento humano más abstracto y coherente, lo que coincide con la naturaleza
también abstracta y coherente de lo espiritualmente real. La Ciencia es el tipo de pensamiento
más organizado, estructurado, sistematizado, funcional a tal grado que dota al
pensamiento humano de tres herramientas ideales que en el ´pensamiento
científico se convierten en una real fuerza física transformadora en forma de
teorías, categorías, leyes y metodologías para el conocimiento que cambia
conscientemente la naturaleza, la sociedad y el mismo pensamiento. En la
ciencia, el Espíritu Absoluto se desenvuelve como pez en el agua, se desplaza
con toda naturalidad.
En cada una de
las dimensiones de las que el Espíritu es producto y productor lograr su
expresión como ciencia ha sido un arduo trabajo en que ha contribuido de manera
singular, podría decirse única, la raza humana. El Espíritu en todo,
literalmente en todo, ha pasado de ser un Espíritu Corriente a ser un Espíritu
Científico, así pasó en la Biología, un Espíritu Religioso, no Científico nos
mantuvo en la creencia de fuimos creados por Dios a su imagen y semejanza sin
examinar la posibilidad de que nosotros creamos dioses a nuestra imagen y
semejanza. Y afirmamos durante siglos con certeza de que fuimos creados en
días, del barro o del maíz, hasta que Darwin desnudó la esencia evolutiva del
ser natural y así pasó en la Astronomía hasta que Galileo descubrió que el
Espíritu Religioso equivocaba su percepción al considerar que su hogar, la
Tierra y el ser humano eran el centro del Universo. Y Hegel, un Darwin del
Espíritu y no de las especies naturales, descubrió la dialéctica de un Espíritu
Absoluto que es siempre imperfecto y por lo tanto perfectible.
Dentro de las
explicables imperfecciones espirituales se encuentra el estado del conocimiento
y pensamiento corriente, integrantes del Espíritu del Vulgo, del Espíritu del
Pueblo, del ser humano común y aun existe pensamiento corriente cuando se
producen equivocadas reflexiones de grandes pensadores que simplemente yerran
en sus percepciones como cuando Jevons dijo que las crisis económicas provienen
de las manchas del Sol porque sus cambios ocasionan cambios en el clima y estos
en la agricultura.
De manera que
el Espíritu humano tiene dos dimensiones relacionadas con la Ciencia, el
Espíritu Corriente y el Espíritu Científico que se materializan en el
Conocimiento Corriente y el Conocimiento Científico. En todas las dimensiones
de la Ciencia el pensamiento humano ha atravesado por tres períodos: el Pre
Científico, el Científico y el Post Científico. Existe un punto nodal, donde se
forma un “nudo” de conocimientos coherentes, estructurados, sistemáticos, con
un método para investigar los fenómenos a que se refiere la dimensión del
conocimiento que se concretiza en pensadores, que hacen resumen y síntesis del
pensamiento acumulado.
El Espíritu se
ha expresado en el pensamiento de seres humanos especiales y particulares cuya
vida histórica, material y espiritual constituyó un punto de inflexión en el
pensamiento científico pues ellos cambiaron la organización del pensamiento
corriente en pensamiento científico. Por ello acepto que se hable de la
existencia del espíritu científico en Filosofía desde antes y después de
Sócrates, Platón y Aristóteles. En Ciencia Política desde antes y después de
Maquiavelo. En Biología desde antes y después de Darwin. En Sociología desde
antes y después de Saint Simon y Compte. En Matemática desde antes y después de
Pitágoras y Euclides y de Newton y Leibniz. Estos son puntos de inflexión que
constituyen relevamientos teóricos condensados de la explicación de la
sustancia material y espiritual de las cosas pero existen otros menos
condensados pero igualmente importantes. Por ejemplo, el relevamiento del
Algebra, por Al Juarizmi, en Matemática. O el relevamiento de Marx y Engels con
el Materialismo Histórico en Sociología que se suma a la creación de la Sociología
como Ciencia por obra de Saint Simon y Compte.
En Economía Política el
punto de inflexión teórica es el escosés Adam Smith. Puede decirse que antes de
Smith existía un pensamiento pre científico en Economía. El creó la ciencia y a
partir de sus descubrimientos se desarrollaron otros puntos de inflexión como
el de Marx y Engels quienes al criticar las concepciones económicas de Smith y
Ricardo generaron una nueva corriente materialista histórica y dialéctica que
le dio más consistencia científica a la economía.
Antes de Smith
existieron destellos del pensamiento económico en Sócrates, Jenofonte, Platón,
Aristóteles, Ibn Jaldún, Tomás de Aquino, Colbert, Quesnay, Petty. Y los
pensamientos van desde el tratamiento casual hasta el tratamiento causal, más o
menos sistemático de problemas económicos.
Según refiere
Jenofonte Sócrates reflexionó inicialmente sobre la utilidad de los bienes
examinado cuestiones económicas pero entendiendo las cuestiones económicas como
la administración del patrimonio de la casa, de la “oikos”. Sócrates interroga
a Critóbulo, según Jenofonte sobre si la crianza de caballos que tiene
constituye una riqueza o un problema si no es diestro en la crianza de
caballos. Critóbulo le responde que constituyen un problema y por lo tanto se
deduce que no todo lo que se tiene es útil y consecuentemente no puede
considerarse como riqueza. Esta reflexión es de las primeras que relacionan la
riqueza con la utilidad de los bienes. En la actualidad, la respuesta podría
ser que vender los caballos, aun cuando sea un problema criarlos, si constituye
una utilidad y consecuentemente una riqueza porque se obtiene dinero a cambio
de los caballos que a su vez le puede servir a Critóbulo para adquirir otros
bienes que necesita. En una economía casi autocrática en la que vivían Sócrates
y Critóbulo, en la cual el comercio podría ser atentatorio contra la
estabilidad de la ciudad estado, la cuestión de la utilidad de los bienes quedó
zanjada de manera que los caballos para Critóbolu no eran riqueza sino un
problema porque no podía venderlos y siguió el examen de “lo económico” pasando
por la cualidades que debe tener un administrador de la casa (que no sea
ladrón, borracho y mujeriego) hasta la discusión de cómo involucrar a la mujer
en la administración del patrimonio.
Repito que es
explicable que en una economía en que lo normal y general era la autarquía “de
la casa” y los actos de venta justificados se relacionaban con la persecución
de la utilidad directa de los bienes y no con la utilidad indirecta de los
bienes, adquiriendo dinero con la venta de ellos para adquirir otros bienes,
vender caballos era poco viable pues pudo haber sido considerado en esta época
hasta un acto de traición a la “polis” a la ciudad estado pues los caballos
servían para elevar la producción en las haciendas o casas esclavistas y para
movilizar al ejército que defendía y agredía en las constantes guerras con
estados vecinos o foráneos.
Aristóteles
fue más claro al tratar el problema de la utilidad. Cristalinamente diferenció
entre el valor de uso y el valor de cambio de las cosas. Lo natural, era el uso
conforme a la utilidad para la que las cosas fueron creadas y el valor de
cambio era lo antinatural pues las cosas
fueron creadas para ser usadas específicamente, como una sandalia para calzar
el pie y no para el intercambio. El valor de cambio para Aristóteles
desnaturalizaba la finalidad para las que las cosas fueron creadas. A la
producción de los valores de uso Aristóteles le llamó Economía era lo natural.
A uso de los bienes para el intercambio con el propósito de enriquecerse
Aristóteles le denominó Crematística y esta actividad para él era antinatural.
Paradójica pero lógicamente, para Aristóteles era completamente natural
adquirir bienes por medio de la guerra.
Preocupado por
el tipo de gobiernos en la ciudad estado, en la “polis” Aristóteles examinó los
problemas de la justicia distributiva para distribuir con equidad la riqueza
social porque sostenía que la división social profunda entre ricos y pobres
conducía a inestabilidad social y revoluciones. Para evitar las convulsiones
sociales era necesario, según Aristóteles el fortalecimiento de la clase media.
Platón a su
vez originó la vertiente de la teoría en sociología y economía socialista
imaginando una sociedad dirigida por una élite política pensante que se
organizara teniendo como base la comunidad de bienes, incluso de mujeres. Los
Reyes, para Platón deberían ser Filósofos y los Filósofos deberían ser Reyes.
Podría decirse
que el pensamiento económico de la Grecia Antigua, cuna del pensamiento
científico occidental, se agotó en cuanto a la teoría económica con las
contribuciones mencionadas.
Bibliografía
Aristóteles,
Política
Belandria,
Historia del término de la Noología
Diccionario
Larousse, Noología
Engels, El
papel del trabajo en la transformación del mono en hombre
Ferrater Mora,
Diccionario de Filosofía
Hegel,
Fenomenología del Espíritu, Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas
Jenofonte, El
Económico
Lenin, A
propósito del llamado problema de los mercados
Menger, Principios
de Economía Política
Marx, El
Capital
Montesquieu,
El Espíritu de las Leyes
Weber, La
ética protestante y el espíritu del capitalismo